En mi chamba, a la hora de la comida se acerca una dulce y tierna jovencilla a mi escritorio. Con el siempre dulce y respetuoso saludo de una japo, con sonrisa de sabritas (para fregar saladas) pone al lado de mi obento su tarjeta de presentacion en donde aparece su nombre (Sato Yukari), su edad, sus intereses (una loca por la musica, los libros y el medio ambiente) con sus teléfonos.
La tarjeta esta decorada con impresos de fresas. Llevaba puesto el tipico y comun salary girl uniforme, casi casi con tintes de estado mortifero, pero cinicamente ajustado, queriendo mas bien que no le miren a la cara, sino a sus minis exhuberantes curvas y demas anatomias. Claro, esto abarca solo las caderas. Me regala una tantas sonrisas que ha regalado en la parte del dia y me dije que esto no era algo esperado, esto huele mal y demasiado raro.
Si es lo que todo hombre perverso puede pensar y poder lograr, sumado a otros adjetivos demasiado leperos, no puede ser en esta empresa, ni a esta hora ni otras cosas que pueda imaginarme. Y si. La japo vende seguros. Detras de la linda japo, una vieja gorda de lentes cubriendose las lonjas con ayuda de un maleta, ayudandole en su ardua tarea de convencimiento.
"Escriba en este papel por favor su nombre, su cumple, en fin, sus datos personales".
Contesto con una sonrisa como la de ella, pero no en respuesta a la preciosa japo, sino por toda la bronca que necesito para entrar a la chamba (pasar las puertas de alta seguridad, ver a los 3 guardias, pasar la tarjeta de empleado y teclear el codigo de acceso y por supuesto las demas cosas que la gente de arriba no me permite decir), solo para ver a dos personas que no tienen nada que ver con todo este mitote, entrar y obtener datos personales de gente que se les antoje, tanto de empleados hasta los altos rangos de la oficina, usando fresas, dulces, toallitas y casi casi sexo.
Lo que se me hace mala onda es que no logren entender que el correo dejadejoder@porfavor.com no las llevara a ningun lado.
Lo malo es que por lo mismo regresen el proximo Lunes o Martes, con mas dulces de fresa, panfletos, toallitas y demas regalos basura y mas maneras de no dejar pasar mi obento por el tragadero a gusto y calientito. Tal vez tenga que poner llave en la puerta de mi lugar de chamba, o poner prohibida la entrada, kaigichuu, o tal vez ausentarme en esa hora para ir a comer aunque sea un rapidin al Matsuya; bueno, algo se me ocurrira hacer para poder evitar esas "indecorosas" invitaciones.
En caso de toparmelas de nuevo tender que rendir la declaracion diciendo que soy europeo perdido en japonlandia, y que es un deshonor a mi ciudad y sus habitantes el comprar un hoken. Vamos, esto seria indecoroso.
Otsukaresama
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